En la vida siempre se van a presentar situaciones que no esperas, que te incomodan, que te sorprenden o incluso que te lastiman. Algunas resultan ser pasajeras y otras residen en nuestro día a día de manera más estable.
Estas situaciones las percibimos como adversidad. La adversidad, por definición, se enfoca en lo negativo, hace referencia a situaciones desgraciadas o al infortunio, a lo poco favorable. La percepción de estar en una situación adversa depende de cada persona pues lo que implica adversidad para un adolescente probablemente no lo implique para un adulto, o quizá lo que hoy ves como un obstáculo en tu vida hace algunos años no lo hubiera sido o en un futuro no lo será.
La realidad es que juzgar si lo que percibimos como adversidad, cuenta o no como problema, es caer en un juego de nunca terminar. No importa si lo que defines como problema lo es también para los demás o no, simplemente te afecta e influye en tu persona, y eso es lo que importa.
Ahora te pregunto ¿qué haces con esa adversidad? ¿Cómo la manejas? ¿Qué acciones y actitudes tomas al respecto?
Durante muchos años se han estudiado las causas por las que las personas reaccionan de mejor o peor forma ante la adversidad y una de las principales conclusiones y con la que más convivo apunta al tema de resiliencia.
Vas a encontrar muchas definiciones de resiliencia, entre ellas muy parecidas, sin embargo, a mí me gusta simplificarla y definirla como la capacidad que tenemos los seres humanos de hacer lo mejor de cada situación.
¿Te has preguntado por qué hay personas que reaccionan mejor que otras ante los desastres naturales? o ¿ante las pérdidas de seres queridos, una ruptura amorosa o la pérdida de un trabajo? Pues esto se debe a su Actitud Resiliente.
No quiere decir que estas personas no se vean afectadas por la situación o que “no tengan sentimientos”, como hay quienes las definen, simplemente se debe a que han desarrollado una Actitud Resiliente. Es decir, su capacidad de reacción y adaptación ante el cambio es mayor y lo que es más importante, aprenden a trabajar mejor con las herramientas que tienen, logrando así un aprendizaje de cada situación y una sensación de bienestar, aún en circunstancias que definen como negativas.
Entre las principales características de la Resiliencia, encontramos que:
- es una capacidad que todos los seres humanos tenemos, pero no todos desarrollamos
- es una reacción positiva a la adversidad
- depende de factores sociales, emocionales, físicos y culturales, entre otros
- propicia el bienestar de los seres humanos
- implica desarrollo y crecimiento
- es un proceso que se construye durante toda la vida
- parte de la percepción, creencias y consciencia de las personas
- fomenta la felicidad y la estabilidad emocional
- aumenta la calidad de vida de las personas
Como psicóloga y coach, me encanta trabajar con este aspecto en las personas. Es inexplicable el sentimiento que te da encontrarte con personas que al desarrollar su Actitud Resiliente, llegan a cambiar su vida positivamente. Mejoran sus estados de ánimo, mejoran su calidad de vida, incrementan su rendimiento tanto en lo profesional como en otras áreas de su vida, mejoran hasta su salud con el simple hecho de aprender a hacer lo mejor de cada situación.
Todas las personas somos capaces de desarrollar nuestra Actitud Resiliente y esta misma es la que nos permite afrontar lo que consideramos como adversidad de la mejor manera ¿nos va a afectar? ¡si claro! Pero no nos va a paralizar, pues seremos capaces de utilizar nuestros recursos internos para generar bienestar en nosotros mismos a pesar de la adversidad.
Te invito a que reflexiones ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Qué tal anda tu Actitud Resiliente?
¡Nos vemos pronto!
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