Esta vez me costó mucho trabajo desarrollar una Actitud Resiliente, ante el terremoto que sacudió a mi país a principios de semana. La distancia, como lo hemos comentado antes, es muy traicionera y esta vez no fue la excepción, pues me llevó a lidiar con mis emociones más puras y retadoras.

Hacía una semana que estábamos ahí mismo visitando lugares y paseando en las colonias de la Ciudad de México y el Estado de México. Nos tocó vivir en nuestras vacaciones el temblor pasado y los huracanes en el Golfo de México, pero nada estaba cerca de lo que ayer veía en las noticias.

La verdad, tuve que tomar tiempo para mí, para asimilar que no estoy ahí, para negociar con mi impotencia y frustración de sentir “que no puedes hacer nada”. Tras confirmar que soy de las bendecidas cuyos familiares y amigos se encuentran a salvo, no pude más que estar pegada a la televisión y mi celular las primeras 24 horas tratando de no perder detalle de la información que daban los medios.

Entre lágrimas y sensaciones de vacío, conforme pasaron las horas, fui tomando acciones que creí pertinentes y aunque mi deseo era tomar el primer avión y llegar a ayudar, a recolectar, a empacar, a preparar comida, etc. Mi realidad es que, eso, tampoco era lo más pertinente y sensato.

Ahora entiendo que la vida me puso en esta posición por algo. Para todos aquellos que estamos fuera, lejos y que no podemos meter las manos físicamente como la mayoría de nuestros familiares y amigos, los invito a que compartan la idea de entender y asimilar ¿Para qué estamos en una posición de distancia? ¿Qué ventajas puede tener no estar físicamente inmersos en el desastre? Y ¿Cómo aportar más desde lejos? Tenemos una enorme gama de posibilidades diferentes a las que las personas ahí tienen.

Hoy entiendo que si estoy lejos es porque mi papel es otro. Lo que se necesita de mí son precisamente ese tipo de acciones que la gente dentro del desastre no puede tomar y que nos tocan a nosotros. Aquí algunos ejemplos:

  • Tú que ya lograste localizar a toda tu gente a salvo, deja libre las líneas para que otros puedan utilizarlas y hacer lo mismo.
  • Aprovecha que tú tienes servicios funcionando al 100% tales como internet o telefonía y úsalos a favor de las personas que no tienen cobertura completa en ese momento. Tú si tienes el flujo de datos para buscar cosas en internet y sólo enviarles las respuestas o el resultado de la búsqueda.
  • La mayoría de la gente está donando y pidiendo donaciones dentro de la misma sociedad alrededor del desastre. Tú tienes acceso a toda una sociedad distinta en el país o estado que vives ¡Úsala! Organízate para hacer colectas y generar donativos desde donde estás.
  • Aprovechando esa misma sociedad a la que ahora perteneces, es tu función informarles lo que está pasando y transmitirles la información correcta de cómo pueden ayudar con sus donativos. Cada donativo que logres vale mucho, pues corresponde a alguien que seguramente la gente dentro del desastre no iba a alcanzar a contactar.
  • La información falsa es muy dañina, tú tienes el tiempo y los medios para asegurarte de confirmar que la información que se da es verídica. Puedes aportar investigando si las cuentas para donar son correctas o si las solicitudes de ayuda son reales.
  • Espiritualmente tienes tiempo, espacio y audiencias mayores para organizar grupos de oración, meditación o cualquier práctica que traiga más luz al mundo.

Recuerda que tú tienes perspectiva y a pesar de que el dolor y la incertidumbre pueden jugar en tu contra, aprovecha que tienes tiempo y espacio y encuentra tu equilibrio. Medita, llora, escribe, lo que sea que necesites para encontrar tu equilibrio, estar bien y entonces poder aportar esa calma y paz a las personas que hoy más lo necesitan.

Conforme pasa el tiempo y la gente va bajando su nivel de adrenalina es probable que vayan afrontando la realidad después del desastre. Estas personas van a necesitar platicarlo, expresarse, sacarlo. De ser posible escúchalos, tu tiempo también puede ser de gran aportación.

Acepta tu realidad de estar lejos, abrázala y agradécela. Hay una razón más grande que tú mismo por la que te encuentras en esta situación. Encuentra tu misión en el desastre y aporta a aquellos que tanto nos necesitan hoy. No te pelees con la culpa de estar lejos, mejor aprovecha esa posición y haz lo mejor de la situación. Es momento de dar lo mejor de ti, hay gente que lo necesita más que nunca.

Seguimos en contacto.

Recuerda que si conoces a algún afectado que pueda y quiera recibir atención psicológica o primeros auxilios psicológicos vía online, en Actitud Resiliente estamos brindando sesiones sin costo. Te invito a que compartas esta información para poder llegar a las personas adecuadas.

Donaciones:

Cruz Roja Mexicana: https://www.cruzrojamexicana.org.mx/ o https://www.amazon.com/l/16927356011

Paypal: donativos@brigada-rescate-topos.org