Cuando soy capaz de agradecer lo que tengo, soy capaz de crear lo que quiero

Cuando soy capaz de agradecer lo que tengo, soy capaz de crear lo que quiero

Acabo de festejar mi cumpleaños, y para mí la celebración de este día siempre es un momento de reflexión.

Conozco muchas personas para quienes su cumpleaños no representa una fecha diferente, quienes prefieren no festejar o incluso quienes lamentan cumplir un año más. Como en toda situación, creo que hay dos formas de verlo, y en mi caso prefiero verlo como la oportunidad de crecer en todos los aspectos, en lugar de lamentarme pues igual, no lo puedo cambiar.

Cuando estaba por apagar las velas y pedir mi deseo principal para este año, me di cuenta que me tardé unos segundos en descifrar ¿qué es eso que realmente deseo y no tengo? ¿tanto así como para escogerlo por encima de cualquier deseo más? Y eso me lleva a la reflexión de escribir esto.

Cuando te dicen que pidas un deseo y te tardas en pensarlo y definirlo, te das cuenta de lo bendecida que eres. Si de verdad no te llega inmediatamente una cosa específica por pedir, te das cuenta que algo estás haciendo muy bien, pues aunque siempre puedes pedir y trabajar por alcanzar algo más, por obtener algo más, si te tardas en definirlo, es porque tienes una vida muy alineada con lo que defines como felicidad.

Tengo la suerte de encontrarme en este punto. En donde no quiere decir que no tenga más anhelos, o que no se me ocurra algo más por tener o por cambiar. Sino que, el trabajo de encontrarme a mí misma, y de crear y trabajar por las cosas que me llenan y las que decido que conformen mi vida, ha traído sus frutos.

Esta es una reflexión que me llega en esta época del año, porque es cuando te “piden” que pienses y pidas tu deseo más grande. Si le dedico más minutos, me doy cuenta que, efectivamente, hay muchas otras cosas que me gustaría mejorar, adquirir y cosechar. Pero en realidad, hoy tengo más cosas por las cuales estar agradecida, que las que puedo desear. Al darme cuenta de esto, sólo pude sonreír y pensar “vaya momento de vida el que estoy viviendo”.

Por supuesto he tenido cumpleaños en los que se me ocurren más de una cosa que desearía, que cambiaría o que me encantaría me regalaran. Pero desde hace algunos años puedo decir que me ha costado trabajo darle prioridad a una sola cosa, pues en general me encuentro estable y alineada con mis valores y preferencias.

Me puse a pensar en las razones por las cuales puedo sentirme así, y lo único que puedo definir es que a diferencia de hace unos años, hoy soy una persona mucho más íntegra pues he sido capaz de alinear ciertas cosas, de cambiar ciertos hábitos y de ver situaciones de manera distinta a como las veía hace tiempo. Te dejo algunos ejemplos:

  • Hoy tengo claro las cosas que valoro en mi vida como para ponerlas como prioridad en mis decisiones
  • Me acepto y me valoro tal y como soy, y lo que no me gusta lo cambio
  • Me atrevo a decir “no” sin sentir culpa cuando algo simplemente no va conmigo
  • Soy más creativa y me permito soñar más alto, dejando cada vez menos que mis creencias y costumbres pasadas me limiten a conseguir lo que quiero
  • Mi forma de pensamiento va más enfocada al “cómo si” (puedo conseguir algo) en lugar del “cómo no”
  • Me rodeo de personas que me aportan y me llenan de diferentes maneras y me he apartado de gente que no se alineaba con lo que considero importante para tenerlos en mi vida
  • Trato de vivir la vida pensando en que cada cosa que haga sea por decisión y no por obligación
  • He aprendido a engancharme menos en situaciones que no me tocan o que no me aportan
  • Aprendí a invertir mi tiempo y energía en aquello que me llena y me hace crecer como persona todos los días
  • Cada vez dejo menos que mis miedos me paralicen a conseguir algo
  • Vivo de acuerdo a lo que quiero y creo, y no a lo que la gente espera de mi
  • Me he hecho mucho más responsable de mis decisiones, para bien y para mal, y eso ha cambiado mi perspectiva de la vida
  • Trato de dar lo mejor de mí, en cada una de mis relaciones. De trabajo, de amistad, de familia, de pareja. La diferencia es que ahora lo hago siempre y cuando no implique autodestruirme en el intento.

Estas son algunas de las que cosas que alcanzo a ver que han cambiado en mi vida de unos años para acá. Ha habido mucha gente, procesos y mentores que me han acompañado y enseñado en este proceso y siempre estaré agradecida por ponerlos aquí.

Estoy segura que me falta mucho camino por recorrer, pero hoy puedo sentirme satisfecha de lo que vivo todos los días. ¿Cambiaría algo? ¡Por supuesto! Varias cosas… pero eso no quiere decir que no aprenda a disfrutar y agradecer lo que tengo, y esa, creo que es la mejor lección que he podido aprender. Cuando soy capaz de agradecer lo que tengo, soy capaz de crear lo que quiero.

Si haces el ejercicio y tienes más cosas por desear que por agradecer, qué mejor momento que ahora para que empieces a trabajar en lo que quieres, en lo que te llena y en lo que te hace una mejor persona.

Si no sabes por dónde empezar ¡Yo te ayudo! Agenda tu “sesión cero”, sin costo, y empieza a alinearte con lo que realmente quieres ser.

¡Hablamos pronto!

 

Amor personal y tus ventanas rotas

Amor personal y tus ventanas rotas

La teoría de las ventanas rotas

Hace muchos años leí acerca de un estudio realizado en 1969 por el psicólogo de Standford, Philip Zimbardo, al que llamaba “La teoría de las ventanas rotas”. Recuerdo que me llamó mucho la atención porque me parecía que a pesar de ser un estudio que pretendía estudiar temas de criminología, los resultados aplican también para la vida personal.

El estudio consistía en dejar un auto estacionado en una calle de un barrio catalogado como “peligroso” en Estados Unidos. El auto se abandonaba con las puertas abiertas y sin placas. Como era de esperarse, pasaron tan solo 10 minutos para que el auto presentara más daños, vidrios rotos, otros golpes e incluso perdiera varias de sus partes.

La segunda parte del estudio era realizar el mismo abandono, de un auto de la misma marca, con las puertas cerradas, pero en un barrio conocido como seguro y elegante. Tras una semana el auto seguía intacto, nadie le había hecho daño. Como no hubo reacción decidieron abrir las puertas y quitarle las placas, como lo habían hecho con el auto anterior. Resulta que cuando las personas veían el auto dañado, aunque fuera un solo cristal, se sentían motivados a hacerle más daño. Tras poco tiempo, el auto estaba con todos los cristales rotos, golpes y prácticamente desvalijado. Lo mismo pasaba con edificios en las calles, mientras no tuvieran ninguna ventana rota podían pasar años abandonados pero en buen estado, pero en cuanto rompían una ventana, los edificios se llenaban de grafitis y se deterioraban mucho.

La conclusión apunta al hecho de que las personas nos comportamos hacia algo o alguien de la manera en la que lo percibimos. Pareciera que si vemos algo en malas condiciones nos creemos con el derecho de hacerle daño.

Cuando dejas tus ventanas rotas

A nivel personal es lo mismo. Si pasaste por una relación tóxica o una situación en la que factores como tu seguridad y autoestima fueron dañadas, lo primero que debes hacer es trabajar con ello ya que si te permites dejarlo así, “dejar tu ventana rota”, estás mandando el mensaje de que otros pueden romper las demás.

Algunos de mis pacientes me preguntan ¿por qué no puedo tener la relación que quiero? Y la respuesta es simple “porque dejas que tus ventanas sigan rotas”

Si en algún momento de tu vida tuviste una crisis, fuiste parte de una relación tóxica o atravesaste por situaciones que te deterioraron y no lo reparaste, es muy probable que tu imagen ante el mundo sea precisamente esa: la de alguien deteriorado y que no se debe cuidar o respetar.

Es como si estuvieras aceptando que el descuido, el maltrato, la falta de atención y en general la falta de amor fueran constantes en tu vida. Seguro hoy te preguntas ¿por qué atraigo puro patán? O quizá ¿por qué la gente tiende a tratarme mal? Y la respuesta es lógica, si tú no tienes cuidado y preocupación por ti mismo como para dejar tus ventanas rotas ¿por qué habría de tratarte alguien diferente? Tú estás marcando la pauta.

Lo mismo pasa con las parejas que llevan juntos mucho tiempo y se preguntan ¿en qué momento el comportamiento de su pareja cambió hacia ellos? Después de analizarlo debidamente, se dan cuenta que ese trato de su pareja hacia ellos empezó en el momento en el que se perdieron el respeto a sí mismos, fue ahí cuando dejaron que su pareja se los perdiera también. Cuando pones las prioridades de los demás por encima de las tuyas, permites que los demás no te tomen como prioridad. Cuando dejas rotas tus ventanas sin arreglarlas, estás enviando el mensaje de que los demás también pueden romperlas, o hacerte daño.

Todo esto que te explico, en la mayoría de los casos es de forma inconsciente. Te dejo otro ejemplo, está comprobado que una calle que no ha sido barrida y está limpia, actúa como invitación a que la gente la ensucie más. O los fumadores, si ven colillas tiradas en la banqueta, es muy probable que también tiren su colilla ahí, pues el mensaje que reciben es “está permitido”.

¿Por qué habrías de comprar algo que está roto o maltratado si puedes adquirir algo en buen estado? Es el mismo principio.

Si me has leído antes, sabes que insisto mucho en que el problema no es la adversidad o lo que nos pasó que nos lastimó en el pasado, muchas veces no podemos controlar que eso pase, pero lo que si podemos hacer es actuar resilientes. Es trabajar con nosotros mismos para que esa adversidad nos implique un crecimiento y un aprendizaje.

La teoría de las ventanas rotas aplicada a la personas, es una invitación a que tomes consciencia de lo importante que es amarte a ti mismo, cuidarte, respetarte y valorarte. Si no lo haces tú, nadie más lo va a hacer por ti, al contrario.

Cuando una persona no se ama a sí misma, inconscientemente envía el mensaje que no es digna de ser amada.

Puedes salir con muchas personas, o pasar demasiados años en pareja con alguien, pero si en algún momento dejas de entregarte eso que valoras, es muy probable que provoques que los demás te lo dejen de entregar también, pues pareciera que no lo quieres o no lo necesitas.

Si te enfocas en todos los días ser la mejor versión de ti mismo, inspiras a las personas a tu alrededor a comportarse de la misma manera contigo, pues inconscientemente es lo que exiges. Es ahí donde el mensaje cambia “una persona que se ama y se cuida a sí misma no puede estar con alguien que no lo hace también”.

Te lo dejo a tu reflexión y para que lo compartas con quien creas que pueda aprender de esta teoría también.

Te dejo un abrazo con cariño. Hablamos pronto.

 

 

Y si ya decidiste empezar a amarte y reparar todo aquello que te hace daño y no has podido arreglar, te invito a que agendes tu sesión conmigo y lo hagamos juntos.

 

Resiliencia: Hacer lo mejor de cada situación

Resiliencia: Hacer lo mejor de cada situación

En la vida siempre se van a presentar situaciones que no esperas, que te incomodan, que te sorprenden o incluso que te lastiman. Algunas resultan ser pasajeras y otras residen en nuestro día a día de manera más estable.

Estas situaciones las percibimos como adversidad. La adversidad, por definición, se enfoca en lo negativo, hace referencia a situaciones desgraciadas o al infortunio, a lo poco favorable. La percepción de estar en una situación adversa depende de cada persona pues lo que implica adversidad para un adolescente probablemente no lo implique para un adulto, o quizá lo que hoy ves como un obstáculo en tu vida hace algunos años no lo hubiera sido o en un futuro no lo será.

La realidad es que juzgar si lo que percibimos como adversidad, cuenta o no como problema, es caer en un juego de nunca terminar. No importa si lo que defines como problema lo es también para los demás o no, simplemente te afecta e influye en tu persona, y eso es lo que importa.

Ahora te pregunto ¿qué haces con esa adversidad? ¿Cómo la manejas? ¿Qué acciones y actitudes tomas al respecto?

Actitud Resiliente

Durante muchos años se han estudiado las causas por las que las personas reaccionan de mejor o peor forma ante la adversidad y una de las principales conclusiones y con la que más convivo apunta al tema de resiliencia.

Vas a encontrar muchas definiciones de resiliencia, entre ellas muy parecidas, sin embargo, a mí me gusta simplificarla y definirla como la capacidad que tenemos los seres humanos de hacer lo mejor de cada situación.

¿Te has preguntado por qué hay personas que reaccionan mejor que otras ante los desastres naturales? o ¿ante las pérdidas de seres queridos, una ruptura amorosa o la pérdida de un trabajo? Pues esto se debe a su Actitud Resiliente.

No quiere decir que estas personas no se vean afectadas por la situación o que “no tengan sentimientos”, como hay quienes las definen, simplemente se debe a que han desarrollado una Actitud Resiliente. Es decir, su capacidad de reacción y adaptación ante el cambio es mayor y lo que es más importante, aprenden a trabajar mejor con las herramientas que tienen, logrando así un aprendizaje de cada situación y una sensación de bienestar, aún en circunstancias que definen como negativas.

Entre las principales características de la Resiliencia, encontramos que:

  • es una capacidad que todos los seres humanos tenemos, pero no todos desarrollamos
  • es una reacción positiva a la adversidad
  • depende de factores sociales, emocionales, físicos y culturales, entre otros
  • propicia el bienestar de los seres humanos
  • implica desarrollo y crecimiento
  • es un proceso que se construye durante toda la vida
  • parte de la percepción, creencias y consciencia de las personas
  • fomenta la felicidad y la estabilidad emocional
  • aumenta la calidad de vida de las personas

Como psicóloga y coach, me encanta trabajar con este aspecto en las personas. Es inexplicable el sentimiento que te da encontrarte con personas que al desarrollar su Actitud Resiliente, llegan a cambiar su vida positivamente. Mejoran sus estados de ánimo, mejoran su calidad de vida, incrementan su rendimiento tanto en lo profesional como en otras áreas de su vida, mejoran hasta su salud con el simple hecho de aprender a hacer lo mejor de cada situación.

Todas las personas somos capaces de desarrollar nuestra Actitud Resiliente y esta misma es la que nos permite afrontar lo que consideramos como adversidad de la mejor manera ¿nos va a afectar? ¡si claro! Pero no nos va a paralizar, pues seremos capaces de utilizar nuestros recursos internos para generar bienestar en nosotros mismos a pesar de la adversidad.

Te invito a que reflexiones ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Qué tal anda tu Actitud Resiliente?

¡Nos vemos pronto!

Si estás en busca de ayuda psicológica o un proceso de coaching para lograr tus objetivos agenda tu primera sesión sin costo aquí.